domingo, 1 de noviembre de 2009

Amor y Totalidad


La inconsciencia es tan abrumadora como lo es la inocencia en los albores de la vida del ser humano y a veces mas allá de estas primeras edades, por esta razón antes de abandonar el refugio familiar, la inteligencia tendrá que aprender y dominar los componentes de 'hombre social' recibirá la educación y el formato adecuado para encajar en la sociedad como un ente útil, este perfeccionamiento será complementado por la iniciación religiosa que le permitirá fortalecer los valores morales indispensables que contribuyen con el orden establecido de la época. Pero será el amor el elemento indispensable que pondrá a la conciencia en el camino hacia su totalidad, pero no confundamos este amor con aquel amor indigente e inmaduro, ese ingrato que precede a el mal de amor, sino aquel amor que realizará, que encaminará e influirá con vigor en el destino, aquel que contiene la sustancia necesaria para direccionar las energías y la aplicación útil de la educación intelectual y los valores terrenales heredados e inculcados previamente. Sin la introducción del amor de la mujer al hombre y viceversa quedara este intelecto educado y su formato social estéril, sin sentido de trascendencia.

El Alto Amor deberá de interponerse entre el ser humano y su espíritu por lo menos una vez o de una vez por todas para dejar de vagar con los ojos ciegos de la arrogancia. Este amor será el primer paso hacia la totalidad por qué enseñara el sentido espontaneo de responsabilidad y deber mas allá del 'Yo' por ser sencillamente 'nosotros', será este acontencimiento la conjugación básica que antecederá al 'sentido de servicio' como estructura central de la totalidad y que permitirá experimentar la unión definitiva de las voluntades humana y divina como el destino concreto de la vida y del incansable proposito de amar.