
¿Que nos quieren decir entonces los alquimistas? Pues que hay una forma de leer muy noble para llegar a la ‘fuente de las tradiciones’ sin encerrar al intelecto en la rigidez académica de la razón y esta cimentada en dos cosas de apariencia cotidiana 'curiosidad por la existencia' y 'voluntad para leer' dándole a la lectura un sentido vivo al abrir un libro que satisface la curiosidad que inquieta a la conciencia en un momento determinado y que va despertando un nuevo juicio que abrirá las puertas de nuevos cuestionamientos que conducen a otros libros para pasar después a otros géneros y a otras formas de pensamiento en un ciclo espiral como consecuencia de esa primera inquietud que siempre estará presente por esa 'voluntad para investigar' y que la mantendrá en constante evolución, haciendo madurar el pensamiento hacia la profundidad de 'sí mismo', con la capacidad suficiente para proyectarse como rayo de luz 'fuera de sí'. Este ciclo espiral de conocimiento le da un horizonte a la existencia y su realización tiene marcadas características en la personalidad; sencillez, estoicismo, sentido del deber, tolerancia, que son solo algunas de esas señales que indican no solo vasta cultura, si no que se ha entrando tal vez al 'espacio de la tradición' donde la información ya no solo proviene de los libros.
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